Retrospectiva Viñarock IV: Una década en lo más alto
(2005-2006)
El décimo aniversario de la cita no podía pasar como un año
más y todo ese empeño fue derivado a la elaboración del cartel más amplio en
duración hasta ese momento: 40 horas de conciertos repartidas entre 3 días. En
ese momento Matarile (empresa organizadora) trató de mover algo que conmemorara
tantos años de trabajo y sobre todo la evolución del mismo; a pesar de los
intentos el cartel cayó en la repetición de los años anteriores.
Pero el público acompañaba: 60.000 asistentes corroboraron
que si bien no era diferente a otros años, la fórmula no requería replantearla.
A la postre la repetición acabó siendo una de las pegas de muchos asistentes
para dejar de asistir y la necesidad de renovación se fue incrementando. Pero
aún quedarían unos años para que la situación se complicara, a pesar de que por
aquel entonces la entrada ya se cotizaba a 50 euros.
Sin embargo no fue el año del aniversario cuando el festival
batió todas sus expectativas: en 2006 no sólo el recinto se quedó pequeño sino
que toda la población, con los cerca de 90.000 asistentes (cifras oficiales).
Incluso hubo en determinados momentos problemas de abastecimiento de recursos
para toda la gente registrada, muy superior a lo esperado. Todo tuvo que
adaptarse: espaciar la entrada a los recintos, ampliar el camping a casi el
doble de superficie, línea de autobuses especial en Villarrobledo, etc. Incluso
Renfe tuvo que adaptar sus horarios en las líneas hacia Madrid y Levante ante tal
cantidad de personas.
A toro pasado se analizaron las estadísticas: resultó ser el
mayor festival celebrado en la península ibérica hasta entonces. Dejó en el
municipio más de 20 millones de euros de beneficio (la mayoría a saldo de la
promotora Matarile) más una cantidad similar entre los negocios de la
población, que lejos de ser reacia (como llegó a ocurrir en un primer momento)
empezó a abrazar a la principal fuente de ingresos de la población y a tratar
de hacer sus propios negocios paralelos para esas fechas.
No obstante la repercusión llegó a todas partes: recordada
por todos es la actuación de Ramoncín, que no duró más de 45 segundos ante la
cantidad de elementos que le lanzaron desde el público (desde huevos hasta
elementos metálicos de las vallas delanteras) que obligó a suspender su
concierto por su seguridad (en pleno revuelo del lío de derechos de autor y
SGAE). Además, numerosos patrocinadores retiraron en el último momento su apoyo
al festival por la actuación de los vascos Soziedad Alkoholika por entender que
sus letras hacían apología del terrorismo (así declaraba la Asociación de Víctimas
del Terrorismo) a pesar de que habían actuado en numerosas ediciones anteriores
sin ningún problema.
Era la clara demostración de que el evento ya era conocido
en toda España por todo círculo de personas y que si estaban en el ojo del
huracán, era porque ya habían llegado hasta él. Ladran, luego cabalgamos, amigo
Sancho.
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